Por Francisca Garay, coach en indagación apreciativa diplomada en felicidad organizacional.
A modo de contextualizar, cito un fragmento de lo escrito por Marcela Bitran y Attilio Rigotti en la introducción de “Las bases científicas y neurobiológicas del bienestar subjetivo”, del libro La Felicidad, año 2013: “El crecimiento exponencial de esta disciplina, bautizada como neurociencia afectiva, ha sido posible gracias al desarrollo de modernas técnicas de imágenes y el trazado neuronal que permiten ‘ver’ en tiempo real la actividad de regiones específicas del cerebro en respuesta a distintos estados emocionales y afectivos. Los objetivos de estos estudios son identificar los correlatos biológicos del bienestar subjetivo y la felicidad, explicar las diferencias individuales en afectividad y regulación emocional e identificar las anomalías asociadas a enfermedades que comprometen el bienestar de las personas y su vida emocional”.
Mi primer impacto es descubrir a través de la neurociencia que las personas cuando no tienen un desempeño o rendimiento óptimo es porque no saben hacerlo mejor; no es que quieran ser líderes malos. La neurociencia permite descubrir que las emociones positivas o las limitantes definen nuestro ser y hacer y nos diferencia de los demás por su componente hereditario -la biología individual- por la interacción social, la expresión emocional y conductual.
El segundo, es reconocer que de la mano con la neurociencia, la psicología positiva se ha abierto un auspicioso e inagotable espacio –a través de sus investigaciones ha obtenido evidencias científicas, así como los elementos y las herramientas para generar las claves de la felicidad- lo que propone concreta y metódicamente sustentar el óptimo rendimiento en las personas insertas en el mundo laboral, con el más alto enfoque en sus fortalezas, en sus emociones positivas y sus logros, por consiguiente llevarlas al disfrute de su florecimiento por su desempeño y buena socialización para mejorar el clima (dentro del cerebro las neuronas hacen que nuestro ser esté hecho para conectarnos con el otro) dicho en otras palabras, es muy significativo para nuestro bienestar la sincronización biológica con quienes nos rodean.
Desde otro prisma, el campo de la neurociencia que viene a explicar científicamente el actuar del hombre, aporta al área de recursos humanos que se basa en este tipo de estudios neurofisiológico para orientar asertivamente su selección de personas para los puestos más colaborativos o de tiempo en solitario; su nivel de motivación, sus talentos, habilidades, etc., guardando igual importancia a las potencialidades cognitivas y emocionales.
Quisiera finalizar mencionando que para gozar de un buen rendimiento en el trabajo se deben implementar técnicas resultantes de las evidencias en el ámbito neurobiológico de la felicidad, principalmente en las bases de las emociones y la afectividad, que tras estudios se ven posibilitadas de reeducarse, por ejemplo, obtener los beneficios de la atención plena y la sensación de bienestar subjetivo con las prácticas de yoga de la risa o mindfulness, en hacer cambios positivos y radicales en el cómo nos desenvolvemos.
Les comparto algunas ideas fuerza que me surgen de este artículo:
“Las personas que no tienen un rendimiento óptimo es porque no saben hacerlo mejor y la neurociencia define la biología individual para la interacción social, la expresión emocional y conductual”
“La psicología positiva propone metódicamente sustentar el óptimo rendimiento en las personas en el mundo laboral y su sana socialización (dentro del cerebro las neuronas hacen que nuestro ser esté hecho para conectarnos con el otro) dado que es muy significativo para nuestro bienestar la sincronización biológica con quienes nos rodean”
“La neurociencia explica científicamente el actuar del hombre, aportando asertivamente al área de recursos humanos, para la selección de personas”
“Para un buen rendimiento en el trabajo se deben implementar técnicas resultantes de las evidencias en el ámbito neurobiológico de la felicidad, principalmente en las bases de las emociones y la afectividad. El yoga de la risa es una buena herramienta”